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[Oscar Portela]

 

El Gólgota

[El Gólgota]


Claroscuro

[Clarobscur]


Punto Muerto (Dead End)

[Punt Mort (Dead End)]

 

Infancia

[Infància]

 

 

El Gólgota

 

El azul que ayer poblaba
mis ojos y el infinito del azul del mar y el viento
la arena mezclada al roce del deseo
las lágrimas y los secretos demonios
que mantenían mi corazón en vilo y la danza coral
en la estación del aura primigenia, la inocente infancia
que se negaba a abandonarme y los dioses
con sus huellas dibujadas en mi sudorosa piel
todo ahora sucumbido y mirado con los ojos del cíclope
el desfiladero de la locura la pesadilla del vampiro,
el pavor de las sombras el insomnio que acecha
como un tigre agazapado tras las leyes inexorables de
la fragilidad humana el tiempo irredento las fuerzas
de los Daimones  de la poesía que me mantenían despierto
la sueñera de mi alma el gólgota amaneciendo frente a mí,
la cruz negada y afirmada cien veces cien antes del canto
del gallo y la gota de sangre cayendo sobre mi frente
cayendo sobre mi frente...

Δ

 

[El Gólgota]

 

El blau que ahir poblava

els meus ulls i l’infinit del blau de la mar i el vent
l’arena mesclada al frec del desig  
les llàgrimes i els secrets dimonis  
que mantenien el meu cor enlaire i la dansa coral  
a l’estació de l’aura primigènia, l’innocent infància
que es negava a abandonar-me i els déus  
amb les seues petges dibuixades a la meua pell suada
tot ara desfet i mirat amb els ulls del cíclop  

el congost de la follia el malson del vampir
la paüra de les ombres l’insomni que sotja

com un tigre agotnat darrere les lleis inexorables de
la fragilitat humana un temps irredempt  les forces

dels Daimons de la poesia que em mantenien espavilat  
la somnolència de la meua ànima el gólgota clarejant davant meu, 

la creu negada i afirmada cent vegades cent abans del cant
del gall i la gota de sang que cau sobre el meu front

que cau sobre el meu front...

 

[Traducció de Joan Navarro]

 

Δ

 

Claroscuro

 

I

El duro pan de soledad
El zarpazo del tigre agazapado en la noche
El invisible en el día,
La sed del infinito que se agota
En el infierno del desierto,
La sangre coagulada vuelta
A sus orígenes, el sudor y el miedo
Y el cansancio que el trivial comercio
Con la efímera eternidad del verbo
Se hacen oscuras obsesiones,
El yo condenado a sabiendas y el cobre de la
Campana del crepúsculo
Que llama a reunión de vivos y de muertos
Y qué harás hoy sombra de sombras
Que finges no conversar con las augustas
Sombras de los muertos
Tú que sigues el camino que termina
En el corrupto círculo que se repite
Una y otra vez una y otra vez
Vox clamantis in deserto y la campana
Llamando al ángelus y la madre
Traslúcida mirando desde la luna
La soledad donde se acunan las mortales
Caricias de los sueños sigue sin embargo
Sigue muriendo que en tu principio esta tu fin
Aunque aquí no existan ni principio
Ni fin sino la corrupción que los segundos
Preparan en silencio para que el círculo
Se cierre y nada como el alud de las montañas
Se cierne sobre ti.
Difícil despertar, difícil entrar a la casa de
Las sombras donde los ángeles
Son los daimones que la obra puso
Para verter en ella el veneno que
El tímpano y los ojos la atávica memoria,
El gusto de la luz y todo aquello
Que extraviado está, hagan del duro pan
Errancia del nonato, los dientes del vampiro
Que lucen marfilíneos a la luz de las aguas.

II

Ahora que el camino es uno solo para muertos y vivos
Ahora, ahora, el asalto fatal
Pesa sobre las almas como el viento
Y la peste, como el beso y la llaga,
Que ignoran los que muriendo sueñan
Con la vida, enamorados del crepúsculo,
Enamorados de las hojas del verano.

III

Una rata en la nívea ingle de Jesús,
Un linchamiento en la esquina de París
Para Villón, un silencio cargado de presagios
Para el frágil Lenau, el duelo interminable de la suerte
Para quien lo ha perdido todo y ha muerto mil veces como
Rembrandt van Rijn,
Dos tiros súbitos para Kleist y su amante Retrato, la
Buhardilla y la vejez,
El tartajeo de Hölderlin,
Rabia, solitud, rayos, centellas para el último Dios
Que canta al universo y se llama Beethoven,
El si roto por demasiada luz de Nietszche,
Trino y uno demente Artaud y el tiro de Celan,
Espejos para mis manos y mi boca y el duro pan
De la agonía de ser el don, lo que se da,
El pez y el tiempo, el tiempo, el duro pan
Que los demonios han puesto en mi camino,
El lecho, la guillotina, la sangre convertida
En camino hacia un balbuciente abandonado
Niño en mitad de un jardín que nos conduciría
Al infierno de la vejez y el abandono.

IV

Cuándo, cuándo, madre, vendrás a mí
En luminosas mañanas
De praderas incendiadas por gritos
De monos y balidos de terneros
Tempranamente destetados como yo,
Tu Ángel deyectó aquí, en ésta tierra
De nadie, baldía de deseos y de imágenes,
Cómo no ser aquellas, fuera del tiempo,
Murmurando, murmurios de suiriries
En los esteros que se devoran las temblorosas
Ancas, los jadeantes belfos de los caballos
Ensillados para partir hacia auroras de oro.
Y las noches, a las noches madre, las abiertas
Madres cubiertas por las ubres de luz
Que titilan aquí en el alma, aún, fuera del tiempo,
Fuera de la incuria y la penuria de lo
Que nos devora penosamente como Cronos
A sus hijos, madre terrena, madre que nos levantas
Sobre la aurora y cuidas el torrente de la sangre
Que aún fluye, lentamente, lentamente,
Por las arterias donde el manantial ya seco
Se abandona a la muerte de la vida,
A la vida de la muerte que nos abría
Túneles, pasadizos radiantes, puertas de centelleantes
Cuerpos, manos, labios y grafías, cuando
Comenzábamos a partir en búsqueda de un
Absoluto que hoy, madre, es seca mar,
Salina de los ojos, y espera, espera, espera,
De un milagro, del prometido adviento,
Ya cerrado, ya amurado, y nosotros los presos
De aquellos luminosos jardines
Que fueron nuestros y sobre los que ahora
se cierne, sólo el desierto, sólo el desierto.

V

Y esperamos la muerte, ahora que dialogamos
Asiduamente con la muerte
Llevando la corona de los muertos
En la cruz del calvario del deseo de la vida,
-de Eterna vida y gozo eterno- nosotros, crucificados
Por la palabra y en la palabra amor
Secos como la mar de muertos dioses-,
Fieles al designio de aquellos que se mueven
En nosotros, sigilosos, custodiando las horas
Y los días que asignados nos llegan a nosotros
Que seremos tasados como objetos
De un mercado macabro; ¿cuánto cuesta la Eternidad
Y la corona de aquel que agonizaba por el hombre?
Cuánto la locura que Zaratustra vertió en sus salmos
O las mudas cuerdas del piano de Hölderlin,
La cuerda de Villón, el tiro con que Van Gogh
Saldó su deuda con el arte, el derrumbe de Poe,
La soledad de un niño triste agonizante
Y solo en las perdidas Iluminaciones de un
interminable viaje, cuánto, cuánto, mercaderes
de llagas y luminosas mañanas, fariseos del templo
que conduce de este mundo a la quiebra de otros
paralelos que nos conducen a ser más hombres,
a ser intasables por los contadores de los frutos
del espíritu donde la abeja, la reina del Estío,
continúa libando más acá de la muerte, más allá de la vida.

 

Δ

 

[Clarobscur]

El pa dur de la soledat  

L’urpada del tigre agotnat en la nit

L’invisible de dia

La set de l’infinit que s’esgota

A l’infern del desert

La sang coagulada de tornada

Als seus orígens, la suor i la por

I el cansament que el trivial comerç

Amb l’efímera eternitat del verb

Esdevenen fosques obsessions

El jo condemnat a posta i el coure de la
Campana del crepuscle

Que crida a reunir-se vius i morts

I què faràs avui ombra d’ombres

Que fingeixes no conversar amb les augustes

Ombres dels morts

Tu que segueixes el camí que acaba

En el corrupte cercle que es repeteix

Una i una altra vegada una i una altra vegada

Vox clamantis in deserto i la campana

Que crida a l’àngelus i la mare

Translúcida que mira des de la lluna
La soledat on es bressolen les mortals

Carícies dels somnis segueix no obstant

Segueix morint que en el teu principi és el teu final

Encara que no existesquen ni principi

Ni final sinó corrupció que els segons

Preparen en silenci perquè el cercle

Es tanque i res com l’allau de les muntanyes

Plana damunt teu.
Difícil despertar, difícil entrar a la casa de

Les ombres on els àngels

Són els daimons que l’obra va posar

Per a vessar en ella el verí que

El timpà i els ulls la atàvica memòria,

El gust de la llum i tot allò

Que és extraviat, facen del pa dur

Vagareig del nonat, les dents del vampir

Que lluen ebúrnies a la llum de les aigües.  

 

II

Ara que el camí és només un per a morts i vius

Ara, ara, l’assalt fatal

Pesa sobre les ànimes com el vent

I la pesta, com el bes i la nafra,

Que ignoren aquells que tot morint somien

Amb la vida, enamorats del crepuscle,

Enamorats de les fulles de l’estiu.
 

III

Una rata en la nívia engonal de Jesús,

Un linxament en el cantó de París,

Per a Villon, un silenci carregat de presagis

Per al fràgil Lenau, un duel interminable de la sort

Per a qui ho ha perdut tot i ha mort mil vegades com

Rembrandt van Rijn,

Dos trets sobtats per a Kleist i el seu amant Retrat, el

Sostremort i la vellesa,

L’embarbussament de Hölderlin,

Ràbia, solitud, llamps, centelles per a l’últim Déu

Que canta a l’univers i s’anomena Beethoven,

El si trencat per massa llum de Nietzsche,

Tri i un dement Artaud i el tret de Celan,

Espills per a les meues mans i la meua boca i el pa dur

De l’agonia d’ésser el do, allò que es dóna,
El peix i el temps, el temps, el pa dur
Que els dimonis han posat en el meu camí,

El llit, la guillotina, la sang convertida

En camí cap a un balbucejant abandonat

Infant al mig d’un jardí que ens menaria

A l’infern de la vellesa i de l’abandó.


IV

Quan, quan, mare, vindràs a mi,

En lluminosos matins

De prades incendiades per crits

De micos i bels de vedells

D’hora deslletats com jo,

El teu Àngel defecà ací, en aquesta terra

De ningú, eixorca de desigs i d’imatges,

Com no ésser aquelles, fora del temps,

Mormolant murmuris dels ànecs xiuladors 

Als estuaris que es devoren les tremoloses

Anques, els esbufegants morros dels cavalls

Ensellats per a partir vers aurores d’or.

I les nits, a les nits, mare, les obertes

Mares cobertes per les mamelles de llum

Que titil·len ací a l’ànima, encara, fora del temps,

Fora de la incúria i la penúria d’allò

Que ens devora penosament com Cronos

Els seus fill, mare terrenal, mare que ens alces

Sobre l’aurora i tens cura del torrent de la sang

Que encara flueix, lentament, lentament,

Per les artèries on la font ja seca

S’abandona a la mort de la vida,

A la vida de la mort que ens obria

Túnels, passadissos radiants, portes de centellejants

Cossos, mans, llavis i grafies, quan

Començàvem a partir a la recerca d’un

Absolut que avui, mare, és seca mar,

Salina dels ulls, i espera, espera, espera,

D’un miracle, del promès advent,

Ja tancat, ja murallat, i nosaltres els presoners
D’aquells lluminosos jardins

Que van ser nostres i sobre els quals ara

planeja sols el desert, sols el desert.


V

I esperem la mort, ara que dialoguem

Assíduament amb la mort

Portant la corona dels morts

En la creu del calvari del desig de la vida,

­­-D’eterna vida i goig etern- nosaltres, crucificats

Per la paraula i en la paraula amor

Eixuts com la mar de déus morts-,

Fidels al designi d’aquells que es mouen

Dins nosaltres, silenciosos, custodiant les hores

I els dies que assignats ens arriben a nosaltres

Que serem taxats com objectes

D’un mercat macabre; quant costa l’Eternitat

I la corona d’aquell que agonitzava per l’home?

Quant, la follia que Zaratustra va vessar als seus salms

O les mudes cordes del piano de Hölderlin,

La corda de Villon, el tret amb que Van Gogh

Va saldar el seu deute amb l’art, l’ensorrament de Poe,

La soledat d’un infant trist que agonitza

I sols en les perdudes Il·luminacions d’un

Interminable viatge, quant, quant, mercaders

De nafres y lluminosos matins, fariseus del temple

Que porta d’aquest món al trenc d’altres

Paral·lels que ens porten a ser més homes,

A no poder ser taxats pels comptadors dels fruits

De l’esperit on l’abella, la reina de l’Estiu,

Continua libant més ençà de la mort, més ençà de la vida.


 

[Traducció de Joan Navarro]

 

Δ

 

 

Punto Muerto (Dead End)

 

                             A Víctor Zaza y Enrique Rebull

Era temprano, demasiado temprano.
La diana era blanca como la escarcha
del invierno, y migraban los días
como aves, llevadas por los vientos
de los faustos veranos. Luego grité:
abandóname infancia o descíframe tus
enigmas
, pero todo fue en vano: aquí
estoy poseído por un país de dulces aguas
y garzas blancas o moras, ya abandonado
para siempre, para siempre descarnado
y sin sueños, quieto, inmóvil, sombra
de mi mismo, yo que estuve en toda
la oscuridad, y parte de la luz, o he
sido todo esto
, Liza querida, ya para siempre,
sólo y a la intemperie de las bárbaras
imágenes que me poseen, en la vigilia
y en los sueños: Érase un pueblo (¡ay! Loreto)
llegado desde la lejana Roma, y aupado por
los ángeles, lejano, inmóvil fuera de todo
todo tiempo, donde besé a mi madre,
tierna, tierna Marina, y al callado , casi
oscuro, casi silencio, Don Modesto Portela,
padres que me trajeron a estas tribales
tierras, donde pasé la infancia, adentrándome
en la infinitud del dios de los esteros,
y los libros que asolaron mi infancia
como varas de fuego: la sangre de ibérico león
corría por mis venas, toda ella poseída
por la magia, negra o azul, de las mezcladas
razas de mi América: luego, Oscar Ignacio
Portela Bofill, y Molina Gómez de Barreda.
Los punzantes estiletes grabados en la carne
del alma del asfalto, donde el amor, otras imágenes,
hicieron nido en mí, dolores y fracasos,
estigmas y entusiasmos, que poco a poco,
hicieron de un niño enfermo y custodiado por
las gracias, el luciferino adolescente de una
edad de oro, en el cual venían hacia
mi, nuevos padres, amigos que ya no están
y sin embargo sobreviven, y el exilio y la cárcel,
y los aplausos, y rebeldías o claudicaciones
de un alma que había bebido néctares y frutos
de un paraíso perdido -1950, y luego, y luego,
las espectrales sombras, los insomnios eternos
como el amor perdido, como la roja muerte que se
llevó a mis padres, yo tigre, yo tauro, y ahora
sólo poeta en tiempos de penuria,
re-escribiéndome a mi mismo, para borrar las
huellas que delatan mi huida, ¿hacia donde, cuando?
Porque a pesar de todo aún respiro, aún mis manos
transpiran, y aún se posa en mi pecho el candor
del jilguero que me acunó de niño.
 

Δ

 

[Punt Mort (Dead End)]
                                 

                        A Víctor Zaza y Enrique Rebull

Era enjorn, massa enjorn.
La diana era blanca com el gebre
de l’hivern, i migraven els dies
com aus portades pels vents
dels fausts estius. Després vaig cridar:
abandona’m infància o desxifra’m els teus
enigmes
, però tot fou debades: ací
estic posseït per un país de dolces aigües
i agrons blancs o moros, ja abandonat

per a sempre, per a sempre descarnat
i sense somnis, q
uiet, immòbil, ombra
de mi mateix, jo que vaig ser en tota
la foscor, i part de la llum, o he
estat tot això
, Liza estimada, ja per sempre,  
sols i a la intempèrie de les bàrbares 
imatges que em posseeixen, en la vigília  
i en els somnis: Això diu que era un poble (ai! Loreto)

arribat des de la llunyana Roma, i ajudat pels

àngels, llunyà, immòbil, fora de tot

tot temps, on vaig besar la meua mare,
tendra, tendra marina, i al callat quasi

fosc, quasi silenci, En Modesto Portela,

pares que em van portar a aquestes tribals

terres, on vaig passar la infància, endinsant-me

en la infinitud del déu dels estuaris,

i els llibres que van assolar la meua infància

amb vares de foc: la sang d’ibèric lleó

corria per les meues venes, tota ella posseïda

per la màgia, negra o blava, de les mesclades

races de la meua Amèrica: després, Oscar Ignacio

Portela Bofill, i Molina Gómez de Barreda.

Els punxants estilets gravats en la carn

de l’ànima de l’asfalt, on l’amor, altres imatges,

van fer niu en mi, dolors i fracassos,

estigmes i entusiasmes, que poc a poc,

van fer d’un infant malalt i custodiat per

les gràcies, el satànic adolescent d’una

edat d’or, en la qual venien cap a

mi nous pares, amics que ja no hi són

i no obstant sobreviuen, i l’exili i la presó,

i els aplaudiments, i rebel·lies o claudicacions

d’una ànima que havia begut nèctars i fruits

d’un paradís perdut -1950, i després, i després

les espectrals ombres, els insomnis eterns

com l’amor perdut, com la mort roja que es

va endur els meus pares, jo tigre, jo taure, i ara

sols poeta en temps de penúria,

reescrivint-me a mi mateix, per a esborrar les

petges que delaten la meua fugida, cap a on, quan?

Perquè a pesar de tot encara respire, encara les meues mans

transpiren, i encara es posa al meu pit el candor

de la cadernera que em va bressolar d’infant.

 

[Traducció de Joan Navarro]

 

Δ

Infancia
                                          A Ludovica Squirru
                                                        y Joan Navarro

 
Ahora que definitivamente me has abandonado.                            
Que las epifanías exigidas se han cumplido.
Ahora que las melancolías yacen en baldía tierra
Y sólo hierbas crecen sobre la nostalgia                                         
De sueños y de sombras, sé que definitivamente                            
Me has abandonado a la intemperie por la intemperie.                  
Yo soy el Dharma bajo lunas oscuras, yo soy la peste                     
Pero me acepto así y danzo aún el ritmo                                          
de los lamentos solitarios que acompañan el no
Asombro y bebo aún de claridades
Aunque sea la noche el epitafio que cierra la ventura                     
De la vida, ahora que definitivamente yo estoy
Solo y sé que me has abandonado pues tus preguntas                      
Callan, casa, tierra de la lengua materna,
Ya abandono la caza, me fundo a la mar, tigre en el                        
Agua, postrer maullido de un gigante gato.

Δ

[Infància]
                                           A Ludovica Squirru
                                              
           i Joan Navarro

Ara que definitivament m’has abandonat,
Que las epifanies exigides s’han acomplert,
Ara que les malenconies reposen en terra eixorca
I tan sols creix l’herba damunt la nostàlgia
De somnis i d’ombres, sé que definitivament
M’has abandonat a la intempèrie per la intempèrie.
Jo sóc el Dharma sota llunes fosques, jo sóc la pesta,
Però m’accepte així i danse encara
al ritme
de les lamentacions solitàries que acompanyen el no
Esbalaïment i bec encara de claredats
Tot i que siga la nit l’epitafi que tanca la ventura
De la vida, ara que definitivament estic

Sol  i sé que m’has abandonat ja que les teues preguntes
Callen, casa, terra de la llengua materna,
Abandone ja la caça, em fonc dins la mar, tigre dins
L’aigua, darrer miol d’un gat gegant. 

 

[Traducció de Joan Navarro]

 

Δ

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