Cantos agónicos

[4 fragmentos]

I

Se levantó la noche con su máscara de barro.

Sangoma fue el autor de esta desdicha en soplo de videntes.

Un tigre saltó al círculo del fuego llevando entre sus fauces los

huesos de aves negras.

Bigote de púber para hacer tres amuletos. Escondí el nombre en

caracoles para no hallarme después en otro sitio.

Ví formarse extraños rostros en el humo.

Ninguno está en mi sangre.

II

Vivo de tambores cantos y bailes.

Muñeca en gravedad transpiro guindillas.

Al extremo del santuario floto en aire de osamentas,

cuatro piedrecitas marrones

y un espíritu.

Por fiebre se hunden labios en la piel de cocodrilo.

Sobrevivo al caballito de juguete en estrella de seis puntas trazada

con cenizas.

El shaman se baña en la evidencia de ojos sacados de las cuencas.

Es la luna nueva la que llora en la hoguera de mis muslos.

III

Recito plegarias que el mismo humo configura.

El calor es brisa sin hogar.

Con el desierto en la memoria de sus hijos Sangoma viaja por

el sueño.

¿Por qué hay tormentas de arena entre las tumbas?

Pájaros de luto graznan el nombre que habrá de corromper el

equilibrio:

Aicha,

Aicha,

Aicha...

IV

La noche abrió ventanas a los signos ocultos.

Cuerno de luna la niña sueña historias de hogueras en su casa

Cae de sus ojos en una estrella la pócima de tiernas pesadillas.

Así supo que la suerte es cuestión de damas elucubrando en fondo

de rencores vítreos.

De su oficio nada decía la madre que enterró en sus pechos la navaja

de plata.

Hoy se mira en el espejo a solas.

Es reflejo de bruma la faz que devuelve la retina.

Aún no acierta a decir su nombre.

[Reyna Echeverría]

| entrada | Llibre del Tigre | sèrieAlfa | varia | Berliner Mauer |