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[José Coronel Urtecho]

 

 

Febrero en La Azucena

El tigre está en la niña

 

 

Febrero en La Azucena

Ya está seco el camino del río al valle y secos los senderos.
Ya el río enseña el espinazo de piedra de su raudal como un potrillo flaco la fila de sus vértebras

Ya un friso oscuro marca en los paredones de la orilla el nivel que alcanzó la crecida en el invierno

Ya brilla el sol en los bancos de arena

Verano

Ahora es cuando salen a calentarse en los bancos de arena los lagartos. Donde sale una hembra salen pequeños machos. Sale uno grande que los ahuyenta con ruidosos colazos. Como un hombre pesado que intenta hacer la planca, torpemente se levanta sobre sus cortas patas y avanza hacia la hembra inconmovible, oscilando el extremo de la cola. Con la palanca de su larga trompa quiere volcarla. Varias veces la empuja bajo el codillo. Por fin la vuelca y la tiene indefensa.


Ahora es cuando bajan las manadas de chanchos de monte de las montañas a los llanos para comer coquitos. Se oyen de lejos los chasquidos de sus dientes. Las crías van aparejadas a las madres rozándoles las costillas. Los machos buscan las hembras cuando sombrean y se bañan en los charcos.

 

Ahora es cuando los tigres siguiendo a las manadas de los chanchos amenazan a los ganados que también han bajado a los llanos. Los leones pumas cazan terneros. El tigre osado y el león ya cebado de la carne del cerdo, roban chanchos caseros junto a los mismos ranchos del caserío. Se oyen las hembras bramar de noche y el ronco bramido
bajo los machos. Y el grito, el grito, el grito insondable del oso caballo.


Ahora es cuando aparece una pareja solitaria de pelícanos que llegan todos los años desde el mar. Y las parejas de martinpeñas bailan con lento paso militar durante días.


Ahora es cuando suben al río los róbalos de mar para el desove.
Ahora es cuando encuentran viscosos nudos de víboras.

Celo
Es el tiempo en que abunda la caza en donde quiera. Cusucos o armadillos cruzan por los senderos meterse en sus hoyos. Los perros se fastidian de perseguir guatusas. En criques y quebradas se ven guardatinajas o tepescuintes. Se hallan venados en los tacotales. Venados de ramazón. Venados cabros. Es posible agarrar cachorrillos de tigre y manigordas o tigrillos de piel de terciopelo. Dantitos pintos y venaditas temblorosas. Y también nutrias o perros de agua de piel más suave que la gamuza.

Es el tiempo de las pavas, las perdices, las gongolonas, las becadas o chochas que llaman chúes los niños y sobre todo de las palomas. Paloma tora. Paloma posolera. Paloma azul. Paloma patacona. Y la paloma penadora que da un quejido breve, profundo y espaciado que no se sabe de dónde viene cambia de sitio y causa angustia.


Es el tiempo que dan los marañones en el marañonal
de Larios


Es el tiempo de los nidos y de los huevos de colores.
Fecundidad


Han florecido todos los árboles. Los corteses están tupidos de flores amarillas y alzan sus copas en el sol haciendo alarde de su amarillo apasionado. Brillan, refulgen a lo lejos como las legendarias cúpulas de oro de las siete ciudades. Los robles están cuajados de crespas flores nacaradas. Laurel y sota- caballo perfuman todo el aire con la fragancia de sus blancos ramilletes. El capirote de flores de un blanco de espuma. El almendro de monte, moradas, el hombre-grande, rojas. Y la coaba, lilas.


Han florecido los matorrales, las orillas de los caminos, las cercas, la humilde escoba de sus florecitas amarillentas. Cuando ha soplado el viento el río se cubre de flores y hasta las criques arrastran pétalos. Vuelan abejas y mariposas.


Han florecido las yedras y las enredaderas de la montaña.
Amapolas. Veraneras.


Han florecido las orquídeas.

 

Polen
Ya desde ahora anuncia el tiempo de Semana Santa, con un silbido de penitencia, un pajarito pardo casi invisible. El pajarito del Espíritu Santo 

Misterio.

 

Verano en La Azucena

 

Γ

 

 

El tigre está en la niña


Tiger! Tiger! burning bright
In the forest of the night`
Wlliam Blake


El tigre está en los ojos,
Preso entre curvas mansas, perezosas,
Despertando del lodo como vegetaciones
Entre panales y gorjeos al borde de la cama.
El grifo abierto, el rumor, el vapor de la bañera,
El zumo de naranja, las tostadas,
Todo lo que se apunta con la lengua del lápiz,
El gesto de la mano que suelta una paloma,
Los pechos como nidos ocultos en las ramas
Y una serpiente dulce como un canto
Entre viejas consolas y entre jaulas de flores.

Buenos días, muchacha hace tiempo olvidada,
No despiertes del todo en la visita,
Sigue tus infalibles líneas ecuatoriales,
Siempre dormida, virginal, obscena.

¿Conoces tú a la dama de la mano en el pecho?
El tigre está en la niña del ojo de la mujer."

 

 

Γ

 

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