Él y ella
Él, echando a bocanadas
el humo de su cigarro,
viene con otro del brazo
riendo ambos a carcajadas.
Al ver que están levantadas
ciertas persianas, se para,
y al amigo le declara
que hará muy bien si lo deja,
y así que el otro se aleja

Ella juega en un sillón
con un galguito que tiene,
y ni bien siente que él viene,
cambia la decoración
-¡Sal de aquí!- y un coscorrón
recibe el pobre animal,
y aquella cara pascual
se convierte en un minuto,
en cara de medio luto:
¿Qué tal la cosa, qué tal?
-¿Cómo está usted señorita?
- Bueno: ¿y usted cómo està?
-Siempre bueno: ¿y su mamita?
- Buena siempre: ¿y su papá?
- Tal vez a usted la sorprenda
mi visita...
- ¿A mí? ¿Por qué?
- Se hace usted la que no entiende?
- Hable usted y entenderé.
- Que entendiera usted creí.
Sin que yo se lo explicara.
- Jamás adivina fui;
¿Tengo de tal la cara?
- Está usted muy oportuna.

- No es poca felicidad.
- Espiritual aual ninguna.
- ¡Jesús! ¡Qué amabilidad!


- Haga usted la broma a un lado.
- Hágala usted que la trajo.
- No grite estoy a su lado.
- ¿Por qué usted no habla más bajo?

- He venido, señorita,
a despedir, esta vez.
- Agradezco la visita
y la encuentro muy cortés.

-¡Qué melífluo está su acento!
- Y su voz ¡Qué modulada!
- Está usted hecha un portento.
- Y usted hecho una monada.


- La encuentro a usted con un modo...
- Viene usted con un modito...
- Me place imitarla en todo.
- Y a mí, copiarlo en todito.

- Deje usted ese antifaz.
- Y usted su sol de comparsa.
- No le va bien su disfraz.
- Me es fastidiosa su farsa.

- Señorita: está usted muy dura.
- Y usted pesado, señor.
- Poco amable, y si me apura...
- Poco atento, o lo que es peor...

- Más fina yo la he tratado.
- Y yo a usted menos grosero.
- Señorita: es demasiado...
- Y esto es mucho, caballero.


- ¿Usted cree que es un tesoro?
- ¿Y usted que vale por cuatro?
- ¿Qué piensa usted que yo la adoro?
- ¿Y usted que yo lo idolatro?

- ¡Ja, ja, ja ¡Me da usted risa;
sublime, divinilla, está.
- Suba sobre esta repisa.
¡Qué chiché! ¡Ja,ja,ja,ja!

- Usted se burla de mí?
- Es justo corresponderlo.
- En amarla un tonto fui.
- Y yo una necia en quererlo.

- ¿Dice usted que me ha querido?
- ¿Usted dice que me ha amado?
- Cierto es, pero así me ha ido.
- Así también le he pagado.


- ¿Piensa usted que me avasalle?
Pues con tomar mi sombrero...
- ¿Se habrá ido usted a la calle?
Es pública, caballero.

- No, mi mujer más mujer.
- Ni hombre más hombre y he visto.
- ¡Es usted un Lucifer!
- ¡ Y usted el mismo Anticristo!

- ¡La mujer!... ¡Así es su pago!
¡La mujer!... ¡Mezcla que encierra
el insulto y el halago,
hiel, almibar, paz y guerra!

Calor, frío, infierno y cielo,
amor, odio, risa, llanto,
virtud, crimen, fuego, hielo,
esperanza y desencanto.


La calma y la tempestad,
lágrimas y carcajadas,
la traición y la lealtad,
caricias y puñaladas.

Maldiciones y sonrisas,
nunca, siempre, ya, jamás,
huracán y blandas brisas,
¡Querubín y satanás!

-¡Qué hombre! ¡Creación extraña!
¿Se le acercan? Se desvía;
cree en todo si se la engaña,
paga lealtad con falsía;
es tigre y es milano,
es el placer y el dolor,
es un esclavo tirano,
es verdugo y protector.


Es débil y omnipotente,
es la unión con el desvío,
dulce amargo, fuego frío,
agua seca, hielo ardiente.

¿Me río? Lanza un suspiro.
¿Lo mismo? Viene el enojo.
Me afloja si yo le tiro,
y me tira si le aflojo.

-¡Adiós! usted lo ha querido,
sea así: ¡desleal! ¡Ingrato!...
Pero... un favor yo le pido:
devuélvame mi retrato.


-¡Yo, desleal! ¡Ingrato, yo!
No es: ¿Las culpas son mías?
¿No fue usted quien me trató?
- ¿Y su ausencia de tres días?

- Bien le consta a usted que el martes
estuve enfermo...
- ¡No hay tal!
¡Ha ido usted a todas partes!
- ¡Si le han informado mal!
¡Mentiroso!
- ¡Yo le juro...
- ¿Qué me jura? ¿qué no es cierto?
- ¡Por supuesto!
- ¡Es un perjuro!
- Primero me caiga muerto.


- Vamos, suélteme la mano.
No merece...
- ¿No merezco?
- Es un pícaro, un tirano,
mire: a veces lo aborrezco.

- Dame un beso.
- Se acabaron.
-¡Toma!
¡Ay Dios! ¡Besarme a mí!...
A mis labios lo robaron
los suyos... ¡Qué gracia, así!

- Hoy mismo te vengo a ver:
Me voy ahora...
- ¡Qué prisa!
- Tengo una cosa que hacer
muy urgente y muy precisa.

- Siempre anda usted con urgencias.
- ¿Sigue el usted? ¡Qué rigor!
- No le faltan diligencias:
¡Ni que fuese corredor!

- Si a la oración no he venido...
- No te dejo ni una mota:
Sentada allí me he dormido
tres noches, como marmota.
- Hasta luego, feliz salgo
reconciliado contigo.

Y ella, fue a buscar su galgo,
y él se fue a buscar su amigo.

                                   [Estanislao del Campo, Fausto y otros poemas]

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