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[Eduardo Haro Ibars]

 

El poder
Palacios de mar
Página 51
Tezcatlipocä

 

 

 
El poder
recordamos viva selva y en el centro
algo como palabra
un cuerpo joven -y el sudor que emanaba era verano
y la sangre tan dulce y esos pies
hechos para volar (sin alas casi)
y caderas estrechas que acogían
niebla y calor en su camino angosto
(pasadizo de incendios lo llamaban)
recordamos el poder y en la caricia
bestias de un solo cuerno se alejaban
a lomos de centauro (era tremenda
su carrera y su embestida blanca)
en un paisaje quieto de tapiz

la dama nuestra madre había previsto
fuegos artificiales en el molino viejo
(morada abierta a los que nunca viven
pero duermen sin sueños
dejando para otros el sol y sus costumbres)
jolgorios y milagros en los setos
para la confusión de los amigos
en el jardín pequeño en su regazo

la dama nuestra madre
no había apagado sus espejos
(morir en ellos respirando algalia)
esperaba el poder entre las piernas
de aquel niño sin alas
sus muslos (acogedoras piedras fina lluvia)
se cerraban en torno a un nombre húmedo
y entre espadas volaban sierpes de alegría
sus manos blancas palcos parecían
de un teatro de lluvias

el poder se decía es un paisaje
en los nudos sangrientos de la higuera
y era tigre o caballo
o vendedor de cuerpos hibernados
por las esquinas blandas de la tierra
aquel dios que yo tuve o que me tuvo
más allá de las nueve de la noche
atrapado en las rocas de su espalda
en su humilde trabajo cotidiano.

 

Δ

Palacios de mar

él se estimaba - espumas en el aire
liberaban la sal de los espejos
sollozaban serpientes y descanso
mirada suya dedicada a tráfico
carnal y cuando menos asesino

la primera escena de agua
mundo o fracaso estremecía en suspiros
y condenado estaba quien supiera
que era de fiemo el cuerpo de los árboles 

la segunda escena de aceite
sueño merced de dioses 

abría cárceles - príncipe del aire
sujeto eterno a monstruos delicados
y su espalda era heroica allá en Marte
Cabalgaba animales de oro y hierro
recorría vectores energéticos
paje ya o mineral él arrastraba
tras su calzón acuchillado espectros
que un ayer no podía imaginarse
y era trenzado cáñamo su orgasmo 

La tercera escena sorprendía
a todos por su olor de esquina virgen
Comprendía los mundos en su olvido
semen suspenso en los bestiarios 

la cuarta era un espacio de penumbra
miembros de viernes y menguada lluvia 

niño de hurtos profundos capitán
al mando de un silicio nada puro
(energía del sol acumulada)
en sus pies habitaban agoreros
vibráfonos celestes 

la quinta escena latido blanco
chorro de esperma o juego sin sentido
para los que de lluvia no regresan
abría panorámicas de especias 

el esclavo se unía a sus esclavos
ayuntamiento enorme de enemigos
entre planetas muertos y su voz
no pudo alcanzar nunca como flecha
al príncipe dormido en la plazuela 

escena sexta escrita en la humedad
del sonoro palacio de los dientes
alcanzó intensidad de placer súbito
y quedó fuerte y simple en la colina 

él mordía sus puños laberintos
de encajes y apagaba
sus ojos y sus guantes
mordía cuerpo y cieno semen joven
del que nacen los tigres
y en espejo de carne se incendiaba 

y la séptima escena
esfinges puso al aire de rodillas 

Δ

Página 51

                                                                                                                al autor anónimo

los camiones de juguete. Una mariposa se helaba jugando entre focos de alto voltaje y triste intensidad, perseguida por sonidos/fénix; en la torre  decapitada, vivienda de dos espantajos -"rey" y "reina", les llamaban con sorna los lugareños-, huidos de los horrores del incendio y la Rabia, se fraguaba un murmullo irradiado de teléfonos.
   En el parque, callaba la orquestina. Una puerta se abrió entre los dos ojos del Viejo Mono (elegante traje gris, tres piezas). De allí salían arañas azules, harapientos siameses, gemelos y mellizos nacidos bajo la misma estrella, pulpos elegantísimos con corbatas de seda, viejas glorias, restaurantes sin número ni nombre... todo aquel pueblo de réprobos, habitantes de ruinas malditas, hacía ruido... Monstruos portadores de estandartes, gritaban slogans blandos como las horas pasadas a tu lado en un huevo.
    El soldadito rojo no sabía qué hacer; presa de un ataque de nervios, se comía las paredes de su garita de chocolate. Se daba cuenta de la invasión, seguía por TV su desarrollo; comprendía que había que detener de algún modo a las esponjas goteantes de vinagre que surcaban el cielo; pero cuando trataba de encontrar una solución, un arma o un refugio, el cine empezaba a funcionar y las cajas de sorpresa disparaban de golpe sus fantoches peludos. Hongos enormes y viejos tigres en llamas distorsionaban por completo el panorama, antes tan apacible. Su novia, multicolor y turbulenta (ella era de nombre Torbellina), pretendía ayudarle; pero las fuerzas del mal la habían encerrado en un huevo de pascua, y no podía hacer nada más que sacar la mano derecha por ventana pintada de trompe-l'oeil y agitar blanco pañuelo, sobre cuya superficie brillante venían a posarse de inmediato las pesadas terrazas del verano.
    "Es angustioso", decía el Intendente de Palacio,
"pensar que el azúcar ha bajado de precio, en forma tal que somos incapaces de hacer frente a los aires, de congelar la lluvia en sus aceites, de  

Δ

Tezcatlipocä

Au Mexique, le dieu Tezcatlipocä, trai-

nant un corps décomposé et poussant

 des Gris suuvages, de rapace, protégeait

les vamptres et les loupgarous.

ROLAND VILLENEUVE

 

Lianas vivas azul es un espectro y el viento de la noche
en los cruces de las cuatro calles tiene su presencia viajera
Avenidas de espasmos en llanto entre anuncios luminosos columnas malteadas hasta el cielo
el metro me deja entre centauros
hay que sufrir para saberse el plano para entender
los signos rojo verde y ámbar para ver
si ese rostro en la niebla es o no humano
si esa mole cercana es un Dios o una rata
Conocer la plaza inmensa los monumentos fríos
los cuerpos encerrados en el templo sin puertas
comidos por los buitres nuestros hermanos a dos pasos
de la salida (laberinto al centro)
museo de orgasmos en la geometría Una pirámide
trunca exhibe su interior pulsa
cuando el sol entra allí fantasma rosa y verde cuarzo
pudre y destruye carnes jóvenes de las que se alimenta
El corazón del chico sobre el ara cuchillo de obsidiana
pulsa eléctrico se expande aumenta de tamaño es un enorme
órgano rosa que se come el mundo
(cortar romper el cuerpo celular que nos rodea)
Entra a veces su luz en habitaciones provincianas
se refleja en la sordidez del espejo donde no nos vemos
pero brillan tus ojos la loza agrietada
del lavabo, recoge en cascadas tu sangre y sus pozos
blanco esmalte blanco esmalte tus ojos sin color pueden
ver a través de la tela apretada cómo el músculo crece
blanco esmalte blanco esmalte el mundo es plácido viviente
quemaduras profundas deja el agua en mi piel
Llegan hierros y bronces centauros y lanzas
el caos y la selva del hombre penetran
los poros del día desgarran la noche
                                                           cuchillos
blanco esmalte blanco esmalte
tigresa pantera de los tiempos tu cuerpo manchado
junto a la cama el tigre se extiende se finge diurno
                                                              COTIDIANO
chocolate verduras patios bullicioso el jaguar se imagina
vecinos cantan lloran nadie puede impedir la invasión
las espadas las horcas 

bolas de billar canicas rodamientos cojinetes
desploman su redondez hienden a veces los aires se desploman
por escaleras de sangre y se abren
las compuertas de plomo de un mal sueño
Ingestión digestión de los contrarios en los calderos
donde hierve el mercurio padre del Agua Real que todo lo disuelve
Los leones -su tono rojizo estalla sobre el cielo
donde se configura el Corazón del Sur
mordido por Escorpión
- los Leones de Fuego cuidan a la esfinge enferma
Forzamos las puertas de la Noche ruidosa movediza
con luces de cocuyo en el manglar
los animales han venido a beber Ensucian nuestros manantiales
unicornios dragones quimeras mantícoras
fieras corrupias endriagos marsupílamis snarks
bolas de gas pensantes grandes cono rugosos con pseudópodos
Príncipes Encantados convertidos en monstruos Hombres lobos
lamias cuerpo de sanguijuela loreleis informes informales
Salomés que sumergen su cuerpo en la luna de sangre
Comunican su miedo y su lepra miedo y lepra en el agua radiactiva
Madrid abunda en residuos impuros de la noche nuclear
Las calles son hervidero de monstruos pudridero de sueños
Vidas truncas por la emanación verdosa de la humana industria 

Coronado de serpientes el Dios agita sus cabellos leonados
avanza y arroja rayos de la muerte rayos laser desintegradores
su lanza térmica derrite el cosmos en derredor
Desgarra el Empíreo descubre la maquinaria de los Dioses Otros
la danza eterna de las ruedas la tensión electrónica en los cables
los relés transistores piezas microelectrónicas pantallas
parabólicas que reflejan luminaria
celestes y canalizan fuerzas "les puissances du reve"
Chacal de Tezcatlipoc
ä avanza
Su viento muerte se enrosca en las torres
arrastra papeles desnudos por las calles
siembra resplandores de gas nervioso
campos de batalla sumidos en el jadeo y en la risa de los locos 

Danza un baile muy lento en las pantallas
Su cuerpo se cimbrea bajo la luz parpadeante alígera
veintitrés capas celestiales diecisiete años luz
registran su danza en páginas miniadas son los archivos
donde Imaginación Memoria se enzarzan
y paren deformidades vivientes
El Cine Galáctico está lleno de condones usados y envolturas
de chicle y caramelos y bombones helados
"Diecisiete pantallas difuminan y muestran sombras de mi cuerpo
difunden noticias siempre falsas Falsa Palabra
estupideces en rueda de fortuna o cualquier otro miedo
de "divinación" pues creen ver en movimientos prerregistrados
una respuesta a sus problemas Y" 

Un monstruo de su séquito se come los cuerpos
otro diseña elegantes sudarios para jóvenes cuerpos
sus pezuñas se afanan en los muchachos el corazón
y luego el hígado son lo más tierno
Un tercer monstruo en un portal orina
arcoíris y manos de ahorcado de gloria que les llaman
Han arrasado el cine donde me hacía pajas
Un niño manco de jersey y rayas
han clausurado todos los mercados
donde afanamos las primeras bolsas
Abajo ¿vienes? Crecen hongos
"Carne de Dios" le llaman y su forma
es igual que la polla de esa tarde tan lejos

                                                                       [Eduardo Haro Ibars Obra poética. Huerga & Fierro. Madrid 2001]

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