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  Enemigos afuera 
   
  ¿Cómo escapar 
  de las garras del tigre 
  si la hierba del prado 
  lastima su piel? 
  ¿Cómo seguir la caza del ciervo 
  si el calor de la tierra 
  quema sus pies al andar? 
   
  ¿Reza? Llora. 
  No tiene garras, ni pelaje, ni cuernos. 
  Carece de gracia, armadura, vuelo. 
  Sólo un cerebro. 
  Mil cuatrocientos gramos 
  alumbrarán un universo entero. 
  Stonehenge y Atenas. 
  Jerusalem, Armenia y Sarajevo. 
   
  Pero todavía es pronto: El tiempo acaba de empezar. 
  En la cueva que ha calentado 
  hay un bisonte trazado en la pared. 
  Una melodía suave viene de las sombras, 
  las palabras aún están por nacer. 
   
  Mientras tanto, junto al fuego, 
  un perro decide dormir.  
   
  De Enemigos afuera  
   
   
  [Mori Ponsowy] 
    
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